Drácula, el primer blogpack; Stoker, el primer friquimaster

Cuando pase el tiempo, me refiero a décadas, a siglos, nadie recordará a Stieg Larsson ni a Dan Brown, seguramente ni siquiera a Stephen King; tan solo los doctos. Pero todo el mundo recordará a Drácula y, por consiguiente, a Bram Stoker.  

Drácula es el primer blogpack, ya que está presentado en forma de cartas, memorandos y diarios personales. Si se escribiese ahora, sería en forma de entradas de blogs, estoy convencido de ello. ¿Qué se consigue con esto, aparte de dotar de veracidad a la propia existencia del soporte escrito de la historia? Que todos los personajes describan a Drácula, pero Drácula no describa a ninguno. Que esté siempre presente como un fenómeno natural o una profecía que no tiene voz propia. Como el monstruo de Alien.

Drácula tiene todas las virtudes y defectos de una novela moderna, con la salvedad de que los defectos de la novela moderna, la reiteración de roles y arquitecturas, maman de novelas como Drácula, y todos los escritores aprendemos de gente como Stoker, incluso aunque no lo hayamos leído nunca.

Drácula seguiría siendo un bestseller hoy día  porque Bram Stoker sabe cómo vender al personaje. No solo es que haya unido la historia y el folklore del modo más friqui y acertado posible, a lo Cuarto milenio pero con calidad (¿Qué pasaría si Romasanta fuese realmente un licántropo? ¿Qué pasaría si el tipo ese que empalaba a los turcos fuese un strogoi?); Stoker supo desde el principio que la suya iba a ser una historia de aventuras, de persecuciones y, por tanto, tenía que dotar a Drácula de necesidades cercanas a las humanas para que pudiera ser rastreado y perseguido de un modo entendible por el lector. En este sentido, aunque la prosa del autor no sea tan potente y talentosa como la de Gustav Meyrink («El golem», «El dominico blanco»…) su conocimiento del lector es más acertado. Por eso Stoker hace que un vampiro, poneos en la novedad que podría suponer en esa época, recibiese a un pasante en su propiedad para adquirir unas propiedades inmobiliarias en Inglaterra. ¡Claro, un vampiro tiene que dormir en su propia tierra, la debe transportar en cajones, no puede ir volando, debe contratar un barco… y en el barco… necesitaría sangre! Esa trama de las propiedades adquiridas y necesidades que se reflejan en el mundo humano, es realmente la única pista rastreable por el equipo de aventureros. Stoker ha hecho la ley y la trampa. El plan de Drácula es que nadie sepa dónde duerme y, por tanto, su rastro sea borrado; pero he aquí que el héroe, Harker, vuelve de la muerte para poder hablar de los muertos.

Desde entonces, el vampiro no será nunca más ese familiar fallecido que se presenta en la casa una noche sin luna para sentarse a comer sin probar bocado. Ya no será nunca más un espíritu patético y peligroso sin inteligencia ni verbo. Desde Drácula y para siempre, el vampiro interviene en los asuntos humanos.

Pensad en el éxito que tienen por épocas las películas que juegan con los avances más cercanos de la ciencia. Nos encanta que un cura buscador de milagros use rayos x en una figura mariana que supuestamente llora sangre. Nos encanta que los zombies hayan pasado de ser una figura mágica de vudú para transformarse en infectados. Hemos olvidado que Victor Frankestein estudiaba a Paracelso y hablaba de su criatura como de un demonio, para inventarnos una máquina de corrientes eléctricas, un cuello cogido con clavos, una frente llena de puntos de sutura.

Nos encanta vencer a los dioses.

Por eso Van Helsing no es el emisario de Dios (aunque de muestras de una profunda fe cristiana), sino el emisario de la ciencia. Habla de enfermedad, aunque también hable de almas puestas en peligro. Habla de infección, pero no habla de cura para el cuerpo sino de descanso eterno.

Bram Stoker también supo vendernos incluso Transilvania. Ahora es mundialmente conocida como tierra de mitos oscuros y leyendas nocturnas. España está llena de mitos oscuros y leyendas nocturnas, pero nadie ha sabido venderlos y seguramente ya sea demasiado tarde. Porque solo hay una tierra legítima para este tipo de historias: «Esto es Transilvania, y Transilvania no es Inglaterra. Sus costumbres no son nuestras costumbres».

Bram Stoker es, sin lugar a dudas, el primer friqui, o el primer friquimaster, por haber apuntado tan alto y tan bien en sus decisiones como para crear mitos usando otros mitos anteriormente adorados. ¿O acaso George Lucas no creó a los Jedi pensando en los samurais y los monjes shao lin? Sí, Bram Stoker acariciaba la historia con deseo y acariciaba el folklore terrorífico con deseo. Tenía el capricho de unirlos. Usa una maldita cita de una novela llamada Lenore: «Porque los muertos caminan deprisa». Hace, por tanto, guiños a sus propios clásicos, igual que hacen enormes friquis como Quentin Tarantino o Steven Spielberg.

Tenía el capricho de convertir todo eso en un gran espectáculo. Quería ser su propio y primer lector. Por eso Van Helsing en cierto momento explica a sus secuaces: «estos son sus poderes, estos son los nuestros, comienza la batalla». Porque solo un friqui podría soñar con una historia en la que un vampiro no es algo que simplemente entra por la ventana y sale como un mal sueño. Si Bram Stoker viviese hoy día, jugaría a rol y le gustaría puntuar concretamente los atributos de fuerza, destreza o inteligencia de los dioses y los demonios. Él hizo lo que pudo: dijo que Drácula tenía la fuerza de veinte hombres. Contabilizó su fuerza.

Stoker no es solo un friqui de los que publicarían una fanfiction en Amazon; es un maestro, y por eso su obra es inmortal. Lo es porque sabe cuándo no ir al grano: Jonathan Harker no fue el primero en visitar Transilvania; Renfield viajó antes que él y enloqueció. Porque Jonathan Harker tiene un deadline en Inglaterra, una prometida con la que se tiene que casar. Stoker es un maestro porque no hay una sola página que esté despegada de la trama principal, porque todas las anotaciones de los diarios, memorandos o cartas que lo forman, aportan un dato o abren un interrogante o cierran una pregunta, de modo tan magistral que no parecen escritos al servicio del autor, sino que tienen su propio motivo de existir. Por eso Mina es la prometida de Harker, para que puedan cartearse, y es la amiga de Lucy para que puedan cartearse, por eso uno de los héroes es el médico que atiende a Renfield, porque los médicos escriben acerca de sus pacientes. Porque sabe usar el sexo como las grandes damas usan el perfume. Está presente, pero no puedes verlo.

Bram Stoker usa todos los recursos a su alcance y los mezcla con total coherencia. Usa la hipnosis, usa la geografía, usa la historia, usa la medicina. Es difícil encontrar una novela anterior que pueda compararse a esta en cuanto a ambición y éxito; tendríamos que remontarnos a El Quijote y, antes quizá, a la Odisea.

Dentro de cinco generaciones, un niño abrirá Drácula y no se aburrirá en ningún momento hasta que lo cierre.


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