Nací en Cádiz, en 1975.
No recuerdo ninguna época de mi infancia en que no padeciera terror nocturno. Para quien no lo sepa, el terror nocturno supone mucho más que tener simples pesadillas. El miedo comienza antes incluso de que se apaguen las luces y a veces se extiende, incluso en pleno día, a lugares oscuros. Este miedo permite que tu mente genere alucinaciones espectaculares. Esa es la versión médica, en cualquier caso.
Nunca he conseguido creérmela.
Con el tiempo, una vez superado ampliamente este miedo, una vez que me endurecí debido a él tanto que ese endurecimiento se trasladó a otros ámbitos de la vida, he asistido a otros muchos efectos inexplicables relacionados con el entorno del mundo de los sueños, la conexión mental entre personas que están lejos, las inexplicables coincidencias entre creadores que comparten el tiempo pero no el espacio.
Todo esto influye en mi manera de ver el mundo y, por supuesto, en la parte de mi imaginación que uso para la Literatura.
En cualquier caso, no soy un escritor que cultive estrictamente el género, de terror, ni siquiera todo lo que cuento sucede en el ámbito de lo sobrenatural.
Aun así, incluso en mis relatos más mundanos hay un elemento que los liga directamente a mi modo de entender lo sobrenatural, como algo más que forma parte de nuestra realidad, y es el siguiente: en medio de esta vida se puede abrir en cualquier momento un enorme e inexplicable agujero para el que nadie te ha preparado.
Así que abre tu mente y ten siempre a mano una linterna.
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